jueves, 29 de diciembre de 2011

URI-URI PAKOMIO: Tatuaje de amor en el alma


Dicen que la historia es el pasado que vive en un recuerdo escrito… y hoy quiero hacer honor a esa frase, poniendo en letras una de las emociones más grandes que he tenido en mi vida y que sin duda ya forma parte de mi propia historia.

Cuando se gestó el encuentro con Uri-Uri, yo ofrecí mi casa para hacer la recepción, aspirando a que finalmente los planetas se alinearan y se produjera el milagro. Y se produjo… ¡como para no creer!

Cuando recibí la confirmación que mi casa era el lugar, que el martes 27 de diciembre a las 18 horas sería la fecha del encuentro, me volví un atado de nervios y fuí una locura total… así es… ¡y a mi edad!
Deben saber que pertenezco a una familia muy unida y que por lo mismo, todos ellos se involucraron en esta situación, papá, mamá, mi hermano, mi cuñada, mi hija y por supuesto yo. Sin embargo debo agradecer especialmente a mi hija Pamelita, que se entregó por entero a sacar adelante este desafío, desde el simple hecho de ayudar en el aseo prolijo de la casa, pasando por sugerencias de preparaciones de cocktail, realización de compras y en especial del sushi, que debía ser adquirido el mismo día; también fue mi conductora trasladándome a donde lo necesitara. Pero lo que más le fascinó, porque le encanta la cocina, fue la preparación y disposición tanto de las cositas de comer y beber, como de la presentación de las mismas. También fue la encargada de hacer las conexiones de la TV al notebook, para obtener visualización en pantalla grande y por supuesto, fue mi fotógrafa… ¡grande hija mía!

        Preparación  y disposición de la mesa principal, responsabilidad de mi hija Pamelita de Vicenzi.


El cocktail consistió en almendras, pasas, maní, aceitunas, platitos con variados tipos de quesos, incluido el quesito Philadelphia para degustar con salsa de soya y semilla de sésamo sobre galletitas crackelet. Había brochetas de frutas frescas (que nadie probó, sino hasta ya entrada la noche cuando Uri ya se había marchado), jugos de mango y frutilla con ron blanco para mezclar (los que quisieran) y mucho hielo. Alrededor de 50 piezas de sushi (que a Uri le gusta mucho) con salsa de soya y una pequeñita porción de jengibre y wasabi. Aparte había un magnífico café (que a Uri también le gusta mucho), para servir con chocolatitos, pero no dio el tiempo para eso. También había champaña y licor de cassis, que al mezclarlos hacían un trago muy agradable. La casa tenía flores como adornos naturales, dispuestas de tal manera que Uri las pudiera ver (le gustan mucho las flores). Además y como único adorno navideño, a medio pasillo había una guirnalda de luces adosada a la pared que iba del techo hasta casi el suelo, que se encendían y se apagaban, haciendo la entrada más atractiva y novedosa.
Todo listo y dispuesto para esperarlo. La cita era a las 18:00 horas, pero se atrasó y después de unas cuantas falsas alarmas y que mi corazón amenazara con colapsar, llegó a eso de las 19:30 horas. En el televisor del living de mi casa, se proyectaban las láminas mis arreglos fotográficos de la página "Uri-Uri a Fiebre de Baile" que ustedes conocen, donde todo el tema es él, logrando con esto que el ambiente fuera especial a su llegada. El arribó en un taxi… caminó por el senderito hacia mi departamento, donde saludó a mi mamita que estaba secretamente en el patio interior, a la expectativa... continuó caminando y yo lo observaba venir (vivo en un segundo block, primer piso). A un aviso mío, mi hija echó a andar la canción “A escondidas” y yo con la puerta abierta de par en par lo esperaba hecha un nudo… era Uri-Uri caminado hacia mi encuentro ¡qué Domitila! ¡qué Jennifer! ¡qué nada! … yo, la más veterana de las fans estaba ahí esperando recibir en mis brazos a ese delicioso bombón, rogando por no morirme en ese preciso momento...


…se me salía el corazón del pecho… hasta que por fin, con la música de fondo llenando el ambiente… HOY COMO MAÑANA Y COMO SIEMPRE Y DE ENERO HASTA DICIEMBRE… me temblaba hasta la médula de los huesos… le dije ¡Qué emoción! ¡Hola! ¿Cómo estás? Bienvenido a mi casa… el me dio un abracito de aquellos, apretadito y entregado, me tomó de la mano… y caminamos hacia el interior… luego, ya dentro, se dio cuenta que había toda una preparación especialmente para él… mi casa tiene una especie de pequeña terraza que es la continuación del living, donde estaban las chicas esperándolo, las damitas, nerviosas y muy emocionadas... las saludó una a una con gran cariño y luego se ubicó en un asiento especial, dispuesto para él, donde todas lo podíamos ver y comenzamos a compartir. ¡Qué felicidad ver a todas mis nuevas amigas tan extasiadas y tan emocionadas! Tener a Uri-Uri en mi casa, fue lo máximo… él es hermoso, de una belleza extremadamente varonil y natural; muy sencillo y al principio algo nervioso, lo que hizo que dejara asomar su timidez, dijo: "amigas, quiero que me entiendan… nunca me habían recibido así, y todo esto por mí… no estoy acostumbrado…". Bueno, ahí vinieron los halagos y las palabras para que se relajara: que él se lo merece todo, que es nuestro amor, que lo queremos mucho y se pudo enterar de todas las cosas que hacíamos por él, cómo le defendíamos durante el Reality, cómo todas poníamos en nuestra foto de perfil de facebook la bandera Rapa Nui, cómo nos apellidábamos “de Pakomio”, como poníamos en nuestro estado sentimental “esperando a Uri-Uri”, etc. El fascinado escuchaba todos esos comentarios femeninos y nos miraba a cada una, contemplando asombrado cómo nos derretíamos por él… fue simplemente genial.

En algún momento le hice el comentario de cómo yo admiré su forma de conquista en el reality, porque él había logrado cortejar, sin tocar, sin besar y casi sin hablar, sólo con la mirada y que eso a mi parecer, era tremendamente difícil… y él dijo ¿y que los demás no lo hacían así?... noooo, le dije, y las niñas apoyando… Bernardo le chantaba besos babosos a la Domitila todo el rato, en el cuello, en el hombro, en el brazo, en las manos…jajaja.

En este punto, se decidió que era hora de probar las cositas ricas de comer, ya que todo había sido mirarlo y admirarlo, conteniendo las ganas de tirarse encima y quitarle la polera para llenarlo de besos por todas partes, pero no… ¡compostura!

Nos acercamos a la mesa preparada y él recién se da cuenta que en la pantalla del televisor se exhiben sus fotografías… se detuvo a mirar algunas secuencias y con una que pasó se mató de la risa … me dio las gracias por eso, más de una vez … se esmeró porque yo sintiera que él me reconocía y me agradecía … ¡qué lindo Uri!

Así fue transcurriendo la tarde, que finalmente se convirtió en casi 3 y media horas de compartir. El se  preocupó de preguntarle a cada una sus nombres, quienes eran y cómo se desarrollaban sus vidas… las chicas hicieron relatos breves de sus actividades… pero principalmente confesaron que él era el eje de la felicidad actual de cada una…debe haber sido difícil para él tener que asumir que todas esas mujeres ahí presentes, lo amaban, lo idolatraban … yo me pregunto si él logró asimilar que la mayoría de estas personas que para nada conocía… pudieran saber todo de él… las niñas le decían: te queremos como eres, nos gusta tu carácter, eres frontal y sincero, eres auténtico y sin dobleces… etc. De pronto, él muy observador, se dio cuenta que yo no comía y me dijo que por qué… en realidad, yo no comía nada que me llevara a la boca, lo mío era alimento espiritual, que entraba por mis ojos y por todos mis sentidos.

Como les decía a mis amigas de la vida… el 27 recién pasado estuve de parto… por meses dentro de mí creció un algo tan lindo, tan grande, tan verdadero y sin complejos, para recién el martes pasado tomar forma real. He concebido un hermoso sentimiento llamado Uri-Uri Pakomio.

Sigo… Uri-Uri es un muchacho alto, bastante delgado, con una tez morena que por momentos parece pintada en su piel, porque tiene como un brillito, como una luz. De él conocemos una amplia gama de fotografías, donde en la mayoría sale bien, pero en algunas otras no se le hace justicia… yo ahora les muestro unas en las que más se acerca a cómo es realmente, a cómo yo lo tengo grabado en mi memoria después de haberlo visto frente a frente, aquí van:



Nuestro Uricito venía de sus ensayos de Fiebre de Baile, por lo que calzaba zapatillas, vestía un pantaloncillo azul y una polera rosada con estampados tipo manchitas blancas y grises, su amuleto blanco en el cuello y un sombrerito muy particular, que lo hacía verse muy atractivo. Traía un banano que contenía entre otras cosas dos celulares, que de tanto en tanto sonaban y que contestaba brevemente excusándose de otras posibles citas o ajustando horarios… estaba con nosotras.

Abrimos botellas de champaña por montón… y las mezclábamos con licor de cassis, todo acompañado por las cositas para comer que había… De pronto él, al abrir una botella se dio cuenta que el corcho se iba a romper… siguió adelante hasta que se partió… pidió un destapador… yo le dije que no, que traería otra botella… no me dijo, yo la abro… Uri, le dije, no pierdas el tiempo peleando con esa botella, en serio… y le traje otra… y alargando la mano quise tomar la que estaba estropeada, pero la alejó de mi mano, a la par que me miró directito a los ojos y con voz muy suave pero firme, me dijo… no, yo la abro… ¡¡¡caray!!!... no pude con esa mirada que era de total convicción… perdida y derrotada me llevé la nueva botella y traje el destapador… efectivamente… la destapó… ¡QUÉ HOMBRE! ¿Ustedes creen que se le puede mandar a hacer lo que no quiere? … pues NOOOOOOO. Él es dueño de su vida, de su actos, de sus decisiones y de paso te lleva y uno se deja llevar ¿qué tal? Eso se llama carácter amigas, nada más que carácter.

Sigo… habló de sus proyectos, de Fiebre de Baile, de su bailarina, de los conflictos creados por los periodistas de farándula, de Tanza, de Nydian, de la Geisha, de Junior, de Enzo, etc. Le preguntamos cosas muy personales y todo lo respondió con llaneza y sinceridad…nos dijo dónde le encantaría vivir y qué le gusta más de Santiago… les puedo contar que el cerro San Cristóbal es su lugar preferido… nos dijo que tiene lugarcitos secretos que a él le encantan… y se reía picarón… le gusta la naturaleza… nos confidenció su preferencia en mujeres y lo que él busca en ellas… Le pregunté si estaba pololeando o si le gustaba alguien… dijo que no, porque no tenía tiempo y que a él le gustaba dedicarse a la relación… En un momento me mira y me dice, venga p’a acá… y me indicó que me sentara a su lado… yo feliz… de pronto, como la canción… por debajo de la mesa, sentí su mano tomando la mía y haciéndome cariño… ¡si es para llorar!… qué ternura de hombre, tan delicado y sensible y a la vez, tan preocupado y atento… le conté que por facebook jugábamos a repartirnos su persona "hasta agotar stock", se reía, ...y que a mi nadie me podía disputar sus manos, porque eran mías, mientras se las tomaba y deslizaba mis dedos por ellas… y él se dejaba… es un tierno y dulce nuestro Uri-Uri Pakomio.

Discúlpenme si mi relato está enfocado desde mi particular forma de ver esta cita tan maravillosa… es lo que viví y lo que les trato de compartir… más tardecito me levanté y fui a buscar un pequeño presente que le tenía, que era un llaverito plateado con unos moais en relieve que él inmediatamente enganchó al manojo de llaves que sacó de su banano… eso dio pié para la entrega del regalo oficial, el más importante, el de sus fans, que era una plaquita pascuense prendida a un cordoncito de cuero que él al sacarla de la cajita, la encontró muy linda e inmediatamente la colgó de su cuello y agradeciendo dijo: "ustedes me van a obligar a sacarme el amuleto", ante lo cual se escuchó un espontáneo y suplicante ¡¡¡NOOOOOOOOOO!!! Fue divertido, porque sin ponernos de acuerdo todas pensamos lo mismo; es que nos encanta su amuleto, forma parte de él.



Seguimos compartiendo, nos ofreció las entradas para Fiebre de Baile y nos dijo que él quería que estuviéramos allí, con él, apoyándolo y nos prometió todas las fotos del mundo para ese día… tan lindo él. Algunas nos turnábamos en las sillas para estar sentadas a su lado y compartimos con alegría y generosidad esos hermosos momentos… Quisiera en este punto invitarlas a reflexionar… pienso que, en este caso, cuando muchas mujeres sienten adoración por el mismo hombre y toman la decisión de unirse tras el objetivo de hacerlo feliz y de ayudarlo a lograr sus proyectos y desafíos… hay que tener una generosidad y tolerancia enormes… hay que entender que cada una tiene un gran amor dentro de sí para él y que cada una querrá lograr su atención de una u otra manera… y debemos y tenemos que entenderlo… algunas serán más extrovertidas y otras más tímidas, pero todas van por ese objetivo… yo apelo a la generosidad de cada una y a no estancarnos en nuestro universo personal… yo, en lo particular, fui enormemente feliz al ver a cada una de las niñas fascinadas, embobadas, enamoradas. Hay que entender la exacerbación hormonal, emocional y de piel que un encuentro con el hombre de tus sueños provoca en cada una y hay que ser generosa y acoger con cariño cada una de las expresiones de esos sentimientos, sin temor a que haya invasión de territorio. Piensen esto con altura de miras por favor… si bien él es de todas, en verdad NO ES DE NINGUNA, tan simple como eso.

Uri no bebió licor, sólo juguito de frutillas y mango, que mi hija se encargaba de preparar a medida que hacía falta…se fumó algunos cigarros y nosotras cientos y cientos de puchos, que casi comíamos en un afán de calmar las ansias. Parecía como si nos hubieran contratado para fumar… jajaja.

Niñas, podría estar mil años escribiendo sobre lo que fue ese encuentro… tengo todo atorado en la mente y en el corazón… puedo decirles tantas cosas, como por ejemplo que Uri venía de hacer una actividad física, que decía que no se había bañado… y aún así olía delicioso… no era perfume, era su cuerpo… un aroma calientito que salía de él, agradable, provocador, que abre los sentidos y que te lleva a imaginar de inmediato una situación más íntima con él… yo se los digo porque soy mayor y me doy la licencia de imaginar cosas… y de relatarlas.

En un momento, cuando ya se tenía que ir… las niñas le rogaron fotos, él nos explicó sus razones que eran absolutamente entendibles… luego accedió, pero con el compromiso que fueran privadas y personales… se lo prometimos y empezaron los flashes, los intercambios de cámaras y a posar con cada una de la forma cómo queríamos. Cuando llegó mi turno me ubicó delante de él, frente a las cámaras y me rodeó con sus brazos, tomando muy fuerte mis manos y acercándome a él… me cegaban las luces de las máquinas fotográficas (ya era de noche)… cuando yo, la patuda, me doy vuelta y le digo… Uri, hay una foto que me gusta mucho donde estás como dándote un besito con una señora, pero de mentira, como haciendo el intento… ¿podemos?... por supuesto dijo él, muy tierno y nos dispusimos para la foto, muy cerquita, tan cerquita que no sé cómo diablos no me desmayé… ¡valor!… hasta que me retiré y se rió y me dijo algo así cómo que había arrugado… y yo… ¿qué? ¡jamás!… nos volvimos a poner en pose y ahí probé de esos labios exquisitos que la burra de la Domitila se perdió, labios blanditos, suaves y tibiecitos… las niñas gritaban… la Euge… Oh!!! Ah!!! Mi hija se perdió la foto del momento cúlmine porque la vi con la boca abierta, no queriendo creer lo que estaba pasando… una cara de sorpresa que se las encargo… ¿qué pensaría?, dice que para ella fue como una visión sorprendente… me lo describe como un milagro… su madre dándose un beso con Uri-Uri, haciendo realidad un sueño y confirmando lo que siempre le he dicho desde que tiene entendimiento… hija “la palabra NO PUEDO, NO EXISTE”. Sin duda que fue el premio mayor para esta mujercita que trató de representarlas dignamente en tan magnífico momento. Gracias mi bello Uri por ese besito tan hermoso.

Después de las fotos, vinieron los autógrafos y el minuto de los 15 años… donde él se ubicó en medio del living en solitario y las niñas en la terracita... le pedían que se sacara la polera, que bailara y fotos y más fotos… él se reía de buena gana, demasiado contento… nos despedimos muchas veces y no sé cuántos besitos me dio… siempre acompañado de un “gracias, muchas gracias”… ¡qué encuentro más cálido y auténtico!

Uri, gracias por la felicidad. Gracias querido amigo por tu enorme y sencilla entrega… eres de una generosidad admirable… siempre estaremos contigo de manera incondicional y para mí, eres mi bebé precioso y te adoro y re-adoro. Chiquito de mi corazón, SIMPLEMENTE ERES TOTAL.

Texto: Eugenia Isabel Torres Rojo, "La Euge".

domingo, 6 de noviembre de 2011

Uri Uri Pakomio Riquelme: El magnetismo hecho persona


Apelando al voyeurismo que muchas personas detentan, pero que pocos reconocen, los realities desembarcaron en la televisión chilena, atrapando a sus consumidores. El interés que despierta el observar el comportamiento de las personas ante una situación dada hace que la industria televisiva explore este género, una y otra vez, instalando a sus mejores profesionales en pos del anhelado rating. Bien sabemos que en este empeño los personajes se construyen, existiendo una suerte de guión que persigue captar el interés del telespectador.

En el ex canal del angelito, la conquista alambicada de hombres de 40 y muchachos de 20 por ganar el corazón de una mujer, en sus inicios no lograba encantar al público y la debilidad de la entonces “princesa”, le auguraba un fracaso total. Síntoma de ello fue que uno de los galanes le manifestara a la chica es cuestión que, en realidad, no le interesaba a nadie. Fue el principio del fin de ella y también de la reestructuración del dating show, cuyos realizadores salieron a la caza de una nueva princesa a conquistar, no sin mediar una calculada fashion emergency.

Pero detengámonos en este punto. Invisible tras personalidades, aparentemente más atractivas, mezclado entre tipos comunes, cancheros o definitivamente chulos, se encontraba el galán aquél, que con una franqueza suicida, lanzó aquella verdad a la cara de la joven, remeciendo las bases mismas del programa. ¿Quién era él? Uri Uri Pakomio Riquelme.

Este chico rapa nui de 24 años, de espíritu libre e indómito, pudo haber sido el resultado de un acertado casting, o derechamente un descubrimiento hecho en el camino. Lo cierto es que, salido del capullo de los primeros capítulos, emergió potente, con insolencia avasalladora, convirtiéndose indefectiblemente en el ingrediente infaltable de cada capítulo. Su ausencia, sin duda, le restaba sentido al programa.

Había que seguir entonces, descubriendo a este provocador entre sus pares. ¡Qué personalidad más atractiva! Se bastaba a sí mismo dentro de la fauna que bullía dentro de la Casa de 40 ó 20.

Sus compañeros de reality lo detestaban y en un afán de supervivencia, lo castigaban, marginándolo de la competencia por citas, no vislumbrando que con ello provocaban el efecto contrario.

Llegaron a cuestionar su presencia dentro del programa, no alcanzándoles el raciocinio para darse cuenta que era Uri Uri el que sustentaba sus propios protagonismos. Menos podían imaginar, que ese ser libre, ahora enjaulado y maniatado, se las ingeniaba igual para llegar a la chica, poniendo en práctica sus dotes innatas de conquistador, de una manera tan espectacular, como ninguno de ellos lo logró.

Un muchacho que, por cultura, formación o simplemente por su naturaleza, “no pelea por mujer”, se encontraba en un juego, donde precisamente era lo que debía hacer; a todas luces conformaba la mejor historia que 40 ó 20 podía contar.

La personalidad que Uri Uri nos dejaba ver hacía imposible que en el plano de la seducción enamorara a la chica con melosos versos, con incómodos acosos, con miraditas mamonas o con irreverencia francamente ordinaria. Entonces ¡cómo lo hizo! Nada más y nada menos, que con el mágico encanto de su sonrisa, con su respetuosa reserva que intranquilizaba a sus ya miles de fans, con su sensualidad que atrapaba miradas a la hora de dejarla fluir por su cuerpo y con la evidente sexualidad que flotaba en el ambiente en cada una de sus citas.

Como telespectadora, tras los pasos de esta historia, concluí que, a diferencia de los demás galanes, para Uri Uri la distancia física era su bandera. ¡Qué tarea tan difícil! y ¡qué tarea tan bien lograda! Seducir sólo con la mirada, sin besos, sin abrazos, sin contacto físico y casi sin palabras, apostando al consenso en el amor y donde la confianza se erguía como el eje fundamental de la incipiente relación.

En este proceso, Uri Uri Pakomio, necesariamente debía dejar caer sus defensas y entregarse al juego. De nuevo la pregunta, ¿estaría dispuesto a hacerlo? Un tipo tan reservado, tan celoso de su intimidad, tan infranqueable en su vulnerabilidad. Es así como fuimos testigos del desplome de sus barreras, que lo llevó a exponer su historia, sus raíces, su entorno familiar. Su pasado, su presente y su futuro.

Me asiste la convicción que Uri Uri, en algún momento del viaje a Isla de Pascua, ya sabía que no sería el elegido. Tal vez por boca de la propia chica, tal vez por el lenguaje no verbal que fue transmitido por una flor prendida en el lado derecho del cabello de ella que indicaba que ya tenía dueño. Sin embargo, siguió en el juego de manera magistral, tal vez con la íntima esperanza que la chica reconsiderara su decisión.

Lo cierto es que la “princesa” a conquistar no lo alzó al primer lugar. ¿Las razones? Pueden ser muchas. Entre ellas puede estar el debilitamiento de esta figura magnética, socavada por sus propios compañeros de encierro, que transmitían a la chica con evidente maledicencia, prescindiendo de sus propias fortalezas, la que para ellos era su "conveniente verdad", en una suerte de alianza por derribar al que ya sabían el más fuerte. También se puede considerar el hecho que el programa, en su afán de rating, privilegiara para la final a los galanes argentinos, asegurándose una bajada de telón acorde a los tiempos, lo más hot posible, situación que suponían que con Uri Uri no tendrían. O también, dándole crédito a la chica, puede ser un reconocimiento a la hidalguía, dignidad y nobleza con la que fue cortejada por el galán rapa nui, liberándolo del bochorno de estar en la final, como segundo con el corazón en la mano o como primero, consiguiendo una victoria pírrica, obligado a sostener una “relación” por contrato, o para los medios, durante un tiempo determinado.

La pregunta que flota en el aire entonces es: ¿se enamoró realmente Uri Uri? Es algo difícil de responder, porque esa es una verdad que no nos pertenece, que sólo él conoce y que probablemente no develará. Sin duda sus defensas se volvieron a levantar con el término del programa

Por todo lo dicho, sin duda alguna el ganador de este reality es Uri Uri Pakomio, quién logró contar la historia más atractiva, más llena de sentimientos humanos y terrenales, que tuvo todos los ingredientes, necesarios y posibles. Donde la traición queda enredada entre el mercadeo de personas en pos del rating y la injusta marginación por parte de la producción, que no supo reconocerle el gran mérito de levantar el programa. Donde la figura del hombre chileno se vio ensalzada, elevándola a la categoría del luchador solitario, que puesto en una situación extrema y tan a contracorriente, fue capaz de atrapar el interés de la teleaudiencia, con evidente pasión y con sensual naturaleza.